Ansiedad

Todos estamos de alguna manera familiarizados con el concepto de ansiedad, son bien conocidas las incómodas sensaciones a las que refiere la ansiedad, pero… ¿debería desaparecer la ansiedad de nuestro «catálogo» de emociones? la ansiedad es buena, en esencia es un mecanismo de defensa que se activa ante situaciones que consideramos, de un modo u otro, amenazantes y podemos caracterizarla por constituir un estado de ánimo negativo que implica síntomas corporales de tensión física.

  La ansiedad cumple la función de movilizarnos, de mantenernos alerta ante los peligros y amenazas y tomar las decisiones necesarias para minimizarlos por ejemplo salir corriendo ante un atracador, atacar en un momento dado en el que estamos acorralados o pedir perdón a un amigo al que hemos faltado…
Así, en principio, debemos hablar de la ansiedad como algo bueno, una ayuda en nuestros procesos adaptativos e inherente a la condición humana y del todo normal, al menos es buena en cantidades moderadas.

 Ahora bien ¿como diferenciamos la ansiedad normal de la patológica?
 En términos generales podríamos decir que si se transforma en un elemento de inadaptabilidad para la persona y deja de cumplir con su cometido podríamos hablar de ansiedad patológica. No obstante también podemos atender a los puntos que propone el psiquiatra Julio Vallejo (2011):

 - Es anacrónica, pues lleva a revivir situaciones pasadas.
 - Es fantasmagórica, pues su génesis no es el mundo real, sino la representación imaginaria de  un conflicto inconsciente.
 - Es estereotipada o repetitiva por cuanto está afincada en el carácter del sujeto.

 Lejos de cumplir con una función adaptativa e impulsora de nuestras mejores acciones, la ansiedad puede convertirse en un obstáculo para nuestra vida diaria y es en ese sentido en el que hay que estar atentos para entenderla como un problema.

 No es el cometido de este artículo describir en qué patologías está presente la ansiedad y como funciona en cada una de ellas pero si comentar que una práctica común entre personas que experimentan ansiedad en el marco de alguna patología es llevar a cabo acciones para hacerla desaparecer de manera inmediata, por ejemplo:

 - Creo que me va a dar un ataque al corazón: me tomo la tensión de manera desproporcionada   y los niveles de ansiedad me bajan momentáneamente y vuelven a aparecer al poco.

 A este respecto cabe decir que la ansiedad, como proceso humano que comentábamos, sigue un patrón al que llamamos «curva de ansiedad», esta curva tiene forma de campana de Gauss, comienza de manera ascendente, llega a un punto álgido en el que deja de tener sentido y comienza a bajar la intensidad por si sola hasta que desaparece. Si incidimos en la parte ascendente (atendiendo al ejemplo: nos tomamos la tensión de manera descontrolada), estamos cortando el proceso natural de la ansiedad y volverá a aparecer ante la misma situación. Si, por el contrario, nos «entrenamos» y dejamos finalizar ese proceso, ante la situación no tendrá sentido la aparición de la ansiedad.

   

Esta idea puede constituir un punto de partida para trabajar problemas relacionados con la ansiedad, un/a psicólog@ puede proporcionar a la persona ayuda para la adquisición  de herramientas en este sentido.

BIBLIOGRAFÍA

Vallejo Ruiloba, Julio (2011). Introducción a la Psicopatología y a la Psiquiatría. Cap.12. Trastornos de angustia. Barcelona: Elsevier España S.L.
Saber mas: Trastornos de ansiedad: el papel de la psicoterapia en el tratamiento eficaz (APA)
Salud mental/corporal: estrés (APA).

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